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Maciel y Tatiana son diferentes: una es hablantina, afable y extrovertida. La otra, más mesurada, minuciosa y, pareciera, algo tímida. Maciel y Tatiana también son muy parecidas… en su historia de vida: ambas dejaron sus hogares y sus comunidades debido a la violencia que vivieron desde muy niñas.

Maciel Mejía, a los 12 años - ¡A LOS 12! - tomó la decisión de irse de su casa porque ya no soportaba. Tatiana Pichardo, también, pero un poco más grande. Ambas vivieron la experiencia de pasar por albergues del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y de llegar, en diferentes épocas, pero con expectativas parecidas, al Hogar Siembra.

Sus vidas hoy son muy diferentes a las que vivieron en su infancia y adolescencia. Maciel hoy tiene 22 años y Tatiana 18. Ambas lograron terminar el colegio, entrar a la universidad y estudiar una carrera. Las dos tienen un trabajo estable, retador y que les permite crecer todos los días como profesionales y como personas.

Maciel y Tatiana son dos de las decenas de niñas y adolescentes que han pasado, a lo largo de 40 años (5 de mayo de 1983), por el Hogar Siembra, una organización no gubernamental dedicada a brindar un hogar transitorio a niñas y mujeres adolescentes en alto riesgo social, que han sido víctimas de abusos y violencia.

Además de darles un lugar seguro para vivir, Hogar Siembra también las prepara para la vida con una formación integral, tanto académica como personal y las ayuda dándoles las herramientas necesarias para enfrentar al mundo y vivir una vida sana, independiente y responsable.

“Yo quería ser una niña, disfrutar mi niñez; estudiar, tener una carrera, ser una profesional, aprender cosas y salir adelante”, recuerda Maciel y agrega: “Hogar Siembra me ayudó. Sin ellos no lo hubiera podido lograr”.

Para Tatiana, aunque al principio estaba temerosa e insegura, desde que llegó a Hogar Siembre siempre estuvo dispuesta a “decir que sí a todo lo que pudiera”, con muchísimas ganas de aprender y lista para todo.

Con la ayuda de Hogar Siembra lograron terminar el colegio, ir a la universidad y conseguir un trabajo. Maciel ya terminó todas las materias y solo le falta el Trabajo Comunal Universitario (TCU) para graduarse en administración de empresas; antes, durante la pandemia, también estudió aviación, específicamente para ser tripulante de cabina.

Tatiana está cursando el según año de la carrera de Ciencias Empresariales y en el futuro quisiera también estudiar veterinaria porque le “gustan mucho los animalitos”.

Curiosamente, ambas empezaron a trabajar en el lugar donde están hoy, a los 18 años y sin ninguna experiencia. Maciel tiene cinco años como asistente de compras; Tatiana tiene unos meses de laborar en el Departamento de Oficialía y Cumplimiento, las dos en Banco Promerica.

“Estoy aprovechando mucho esta oportunidad porque apenas tengo 18 años. En el departamento mis compañeros me cuentan que para llegar aquí hay que esperar varios años, que no es cualquiera el que llega tan pronto… ¡y yo súper feliz de estar aquí”, dice con enorme orgullo Tatiana.

Maciel agrega: “entré al banco a los 18 años, me contrataron siendo una chiquitilla y sin ninguna experiencia de nada… confiaron en mí. Al principio tuve dudas: y si no soy buena, y si no doy la talla… Por dicha he encontrado personas que me han guiado en el proceso y he aprendido de mis errores a avanzar y, por dicha también, siempre he tenido mentores aquí que están conmigo”.

Banco Promerica es uno de los patrocinadores que apoyan la labor que hace Hogar Siembra y con acciones de voluntariado por parte de sus colaboradores, ha conocido a decenas de estas niñas y adolescentes y ha visto el potencial en ellas; por eso hoy Maciel y Tatiana tienen la oportunidad de trabajar, pero también de seguir estudiando y de crear  las vidas a las que aspiran gracias a un puesto y a un salario estables.

Maciel y Tatiana mantienen una relación con Hogar Siembra y con chicas con las que compartieron su estancia ahí.

 

“El primer consejo que les puedo dar a las chicas del hogar es: ¡confiar! En ellas mismas, porque a veces es muy difícil decir yo puedo hacer esto o aquello. Dar lo mejor que puedan. Yo sé que es difícil estudiar y trabajar pero si uno va por un objetivo y una meta hay que hacer sacrificios y esforzarse. La vida afuera del hogar no es fácil, hay que luchar, seguir adelante y tomar las mejores decisiones que puedan. Y tratar siempre de tener la ayuda de alguien”, les aconseja Maciel.

Tatiana les dice a las muchachas cada vez que visita el hogar: “aprovechen mucho las oportunidades que se les brindan. Hogar Siembra te prepara profesionalmente, te cambia la mentalidad, te forma para ser una mujer valiente, empoderada, con mucha fuerza y ganas de seguir y salir adelante. Sin el hogar no hubiera logrado lo que he alcanzado”.

Hoy, Hogar Siembra alberga a 40 niñas y adolescentes a las que, con la ayuda de empresas como Banco Promerica, prepara para que, no importa su pasado ni de dónde vienen, tengan las habilidades, conocimientos y la fortaleza mental y emocional para crear su proyecto de vida, ir por él y alcanzarlo con éxito.